sábado, 28 de febrero de 2009

Kirtash...


Cerró los ojos. La música seguía sonando bajita, ajena a todo lo que había despertado en ella. Casi temblaba. "¿Por qué?" Se preguntaba una y otra vez. ¿Qué había pasado entre ellos? ¿Qué había cambiado? Lo echaba de menos. Kirtash nunca había estado tan distante. Sus mundos nunca habían sido tan distintos. Siempre habían sido capaces de mantener un equilibrio. Un.. algo. Ahora... ahora solo había vacío y distancia entre ellos. Sabía que la mayor parte de la culpa había sido suya. Había intentado mantenerse sola un tiempo y sin querer lo había casi sacado de su vida. Ahora tocaba pagar por ello. Pero dolía demasiado... Kirtash... Kirtash... ¿Dónde quedaban las promesas hechas hacía tanto tiempo? ¿Dónde los secretos compartidos? Echaba en falta las horas de confidencias, de tonterías. Las listas absurdas y los deseos camuflados entre notas de papel. Abrió los ojos y dejó que su mirada se perdiera en la negrura del horizonte norturno a través del cristal de su habitación circular.  Tanto tiempo y ahora aquel silencio insoportable. El Alma ya no le llevaba el rumor de su nombre, no era, siquiera, capaz de averiguar dónde se encontraba él. Silencio, y aquel extraño sentimiento de impotencia y culpabilidad. "¿Por qué?". Y ninguna respuesta. Y empezaba a replantearse todo lo que habían sido. Porque, si había desaparecido quizá sólo se lo había inventado ella... tal vez había sido una gran mentira que ella sóla se había inventado y creído... tal vez... tal vez... Le quería. De una manera demasiado especial para ser mentira. Al menos lo que ella sentía era cierto. Tan cierto como el dolor que le causaba su ausencia. Siempre había tenido claro que había muchas muchas formas de querer. A él lo quería sin medida, de una manera demasiado especial y distinta, demasiado suya. No significaban nada las estupideces que otros se habían inventado por el medio. Para ella no valían nada los chismes y cotilleos que la gente había divulgado para joderles la vida o para alejarlos. No estaba enamorada de él. No a la manera tradicional. No quería ser su pareja. Ni su novia. Ni su futura mujer. No se trataba de eso. Era un sentimiento distinto, profundo, precioso, perfecto... pero diferente. Y que estaban perdiendo... si no lo habían perdido ya. Las lágrimas recorrían sus mejillas. Kirtash... Kirtash... Kirtash... Pero sabía que ya nadie respondería...

Mariposas

El techo no tenía un atractivo especial aquel día. Ella, sin embargo, mantenía la mirada perdida en su perfecta blancura. Las manos detrás de la nuca, el cuerpo relajado en su mullida cama, su mente muy lejos de allí... muy lejos... muy lejos... Sonreía. Después de tanto tanto tiempo volvía a sonreir. Mil cosquillitas recorrían su estómago y se extendían hasta la punta de sus dedos. Sus ojos tenían un brillo especial, diferente. El recuerdo la mantenía en aquel estado de extraño éxtasis. El recuerdo y la esperanza. Las fotos se encontraban en el ordenador, pero a ella no le hacían falta. Cada centímetro de su cara estaba grabado en su memoria, cada detalle de su mirada, cada gesto, cada palabra. Se giró y se encogió un poco. Abrazó la almohada. Tenía ganas de gritar, de saltar, de... pero se quedó allí, encima del mullido edredón azul, demasiado encantada para moverse, demasiado enamorada para creerselo del todo.

martes, 17 de febrero de 2009

Teorías

" En el instituto, en cuarto curso, nos explicaron la teoría de un sociólogo, un tal Maxlow, que decía que todos buscamos las mismas siete cosas en la vida. Él lo llamó la jerarquía de las necesidades humanas. Lo primero que buscamos es la supervivencia, la salud que nos permita seguir viviendo. Lo segundo es la seguridad, sentirnos protegidos, a salvo en nuestra casa. Después está el amor. Según Maxlow nadie puede vivir sin tener amor o sin buscar el amor. La cuarta es el respeto, que los demás valoren lo que hacemos, nuestras decisiones, aunque nos equivoquemos. Le sigue la necesidad de entender, de conseguir explicar por que la gente toma decisiones que nos duelen. La penúltima necesidad humana es la estética o espiritual: sentirnos parte de algo especial y único, el plan perfecto de nuestras vidas. Y la última la autorrealizacion: intentar encontrar nuestra auténtica naturaleza, lo que somos.

Hace cuatro semanas, dos días y diecisiete horas que Lucas se marchó a Carolina para convertirse en agente del CNI. Maxlow diría que está llevando a cabo la séptima de las necesidade humas. Pero Maxlow no tiene ni idea de lo que es despertarse abrazada a Lucas. Así que se puede meter su teoría por donde le quepa. Porque lo único que buscamos todos en la vida, lo único, es ver a la persona que queremos cuando abrimos los ojos por la mañana. "

LHDP



Me gustó el texto y decidí subirlo al blog. Aunque no creo que sea la única necesidad humana, desde luego sí una de las más importantes. Estoy estudiando en literatura el Petrarquismo, y el renacimiento en general, y tal vez sea cierto que Petrarca nos enseñó a "sufrir por amor", pero sobre eso ya no hay vuelta atrás. Tal vez llegue el día en el que amor no implique dolor. Bienvenido será.


(( una semana, un día y una hora... ))

lunes, 16 de febrero de 2009

O Galego

O galego é unha das dúas linguas oficiais de Galicia, xunto ó Castelán. Sen embargo, a diglosia existente na nosa comunidade autónoma é tremendamente acuciante. A idea inculcada durante os denominados "Séculos Escuros" de que o galego era unha lingua desprestixiada, un pobre dialecto dunha hermosa lingua coma o castelán segue presente na nosa sociedade. Moita xente (e teño que incluirme, en certa medida) segue crendo que falar galego é sinónimo de ter menos cultura, menos estudos, menos diñeiro, menos todo. E outra moita xente, xa "liberada" desos prexuicios, por costume e tradición segue menospreciando o galego, inda que sexa "inconscientemente".

Eu son das que pensan que o galego forma parte do noso patrimonio cultural, da nosa historia, da vida dun pobo que sufriu a invasión doutros moitos, que ten unha mestura de culturas impresionante e unha tremenda riqueza artística. Coidar esta parte da nosa cultura é máis importante que gardar baixo chave grandes volumes e tomos de antigos libros.

Sen embargo, hai que saber cómo facelo. Hai que pensar un pouco antes de se por a dictar leis máis ou menos absurdas que finalmente non leven a ningures. Hai que defender e fomenta-lo galego, pero hai que sabe-lo facer. Impo-lo pola forza non parece unha solución coherente, xa que é o mesmo que fixeron co castelán e do que tanto nos queixamos. Non me entendades mal, eu estou a favor de que se impoña o galego na administración pública e nos organismos oficiais, pero paréceme excesivo facer unha montaña dun grao de area cada dous por tres.

Por outra banda, andar cambiando a normativa lingüística cada dous anos, lexos de achega-la poboación a sua suposta lingua materna, afástaa cada vez máis. A xente non quere complicarse a vida, quere comunicarse. E xa me explicarán a min a diferencia crucial que existe entre dicir Galicia e dicir Galiza. ¿Que o Galego actual está máis preto do castelán que do portugués? É unha lingua que evolucionou en constante contacto coa lingua de Cervantes e que, por outro lado, separouse vai séculos do portugués, ¿como non se vai semellar máis ó castelán? As linguas evolucionan constantemente, tentar mantelas intactas é imposible porque, como dixen antes, a xente o que quere é comunicarse e non andar a se marea-la cabeza.

Na misma liña, o plan de estudos que hay hoxe en día é realmente horroroso. Temos unha asignatura que nos ocupa tres horas semanais nas que non aprendemos prácticamente nada. A maior parte do tempo adicámola a estudar unha literatura intragable, chea de nomes e nomes, de títulos de obras que non sabemos de que tratan e de señores dos que non oiramos nin oiremos falar na nosa vida. Por por un exemplo claro, o curso pasado, no exame final, preguntáronnos un cadro de autores e obras (uns 150 aprox) e iso valía 2,5 puntos da nota. ¿Realmente vale de moito saber esa retaíla absurda e sen sentido? Eu ós dez minutos de remata-lo exame non recordaba nin a terceira parte... E na parte de "práctica" cambian a pronunciación das palabras, a acentuación ou os femininos e plurais cada dous o tres anos, ¿é ou non é para volverse loco? Sei que as comparacións nunca son boas compañeiras, mais é inevitable tratar de atopar similitudes entre esta asignatura e a de Lingua Castelá, onde a literatura ten unha forma de ser, estudamos dous ou tres autores importantes de cada época, coas súas características e as súas obras, e non unha lista infumable que serve soamente para esquecernos dela ós dous segundos. E no apartado de "lingua" temos sempre os mesmos exercicios, varía a dificultade, pero non o fundamento.

Eu non estou en contra de que se ensine en galego, nin moitísimo menos de que haxa unha clase de Lingua Galega. Eu estoy en contra de que se impoña sen sentido, de que se pretenda ser mellor e máis bo sempre e polo camiño se perdan os fins e queden soamente os medios. O galego é unha lingua preciosa que forma parte da nosa cultura e, na miña opinión, salvada-las dificultades dos "Séculos Escuros", os que acaban agora co futuro da nosa lingua son eles e as súas imposicións absurdas.


(desculpen as posibles faltas tanto de ortografía coma de expresión que poidan atopar, débense en parte, ós cambios constantes na normativa linguística, e en parte ó meu cansancio)



*******

El Gallego


El gallego es una de las dos lenguas oficiales de Galicia, junto con el castellano. Sin embargo la diglosia existente en nuestra comunidad autónoma es tremendamente acuciante. La idea inculcada durante los denominados "Séculos Escuros" de que el gallego era una lengua desprestigiada, un cutre dialecto de una hermosa lengua como es el castellano sigue presente en nuestra sociedad. Mucha gente (me incluyo, al menos en cierta forma) sigue creyendo que hablar gallego es sinónimo de tener menos cultura, menos estudios, menos dinero, menos de todo. Y otra mucha gente, que ya se ha "librado" de estos prejuicios, por costumbre y tradición sigue menospreciando el gallego, aunque sea "inconscientemente".

Yo soy de las que piensan que el gallego forma parte de nuestro patrimonio cultural, de nuestra historia, de la vida de un pueblo que a sufrido la invasión de otros muchos, que tiene una mezcla de culturas impresionante y una tremenda riqueza artística. Cuidar esta parte de nuestra cultura es más importante que guardar bajo llave grandes volúmenes y tomos de libros antiguos.

Sin embargo, hay que saber cómo hacerlo. Hay que pensar un poco antes de ponerse a dictar leyes más o menos absurdas que al fin y al cabo no llevan a ninguna parte. Hay que defender y fomentar el gallego, pero hay que saber hacerlo. Imponerlo por la fuerza no parece una solución muy coherente, ya que es lo mismo que hicieron con el castellano y de lo que tanto nos quejamos. No me entendais mal, yo estoy a favor de que se imponga el gallego en la administración pública y en los organismos oficiales, pero me parece excesivo hacer una montaña de un granito de arena cada dos por tres.

Por otra parte, andar cambiando la normativa lingüística cada dos años lejos de acercar a la población a su supuesta lengua materna la aleja cada vez más. La gente no quiere complicarse la vida, quiere comunicarse. Y ya me explicarán a mi la diferencia crucial que existe entre decir Galicia y decir Galiza. ¿Que el Gallego actual está más cerca del castellano que del portugués? Es una lengua que ha evolucionado en constante contacto con la lengua de Cervantes y que por otro lado se separó hace siglos del portugués, ¿Cómo no va a semejarse más al castellano? Las lenguas evolucionan constantemente, intentar mantenerlas intactas es imposible porque, como dije antes, la gente lo que quiere es comunicarse y no marearse la cabeza.

En la misma línea, el plan de estudios que hay actualmente es realmente horroroso. Tenemos una asignatura que nos ocupa tres horas semanales en las que no aprendemos prácticamente nada. La mayor parte del tiempo la dedicamos a estudiar una literatura intragable, llena de nombres y nombres, de títulos de obras que no sabemos de qué tratan y de señores de los que no hemos oído ni oiremos hablar en nuestra vida. Por poner un ejemplo claro, el curso pasado, en el exámen final nos preguntaron un cuadro de autores y obras (unos 150 aprox) y eso valía 2,5 puntos de la nota. ¿Realmente vale de mucho saberse esa retaíla absurda y sin sentido? Yo a los diez minutos de hacer el exámen no recordaba ni una tercera parte... Y en la parte de "práctica" nos cambian la pronunciación de las palabras, la acentuación o los femeninos y plurales cada dos o tres años, ¿es o no es para volverse locos? Se que las comparaciones nunca son buenas compañeras, pero es inevitable tratar de buscar similitudes entre esta asignatura y la de Lengua Castellana, donde la literatura tiene una forma de ser, estudiamos dos o tres autores importantes de cada época, con sus características y sus obras, y no una lista infumable que sirve sólo para olvidarnos de ella a los dos segundos. Y en el apartado de "lengua" tenemos siempre los mismos ejercicios, variando la dificultad, pero no el fundamento.

Yo no estoy en contra de que se enseñe en gallego, y muchísimo menos de que haya una clase de Lengua Gallega, yo estoy en contra de que se imponga sin sentido, de que se pretenda ser mejor y más bueno siempre y por el camino se pierdan los fines y se queden solo en los medios. El gallego es una lengua bonita que forma parte de nuestra cultura y, en mi opinión, salvadas las dificultades de los "Séculos Escuros", los que se cargan ahora el futuro de nuestra lengua son ellos y sus imposiciones absurdas.

domingo, 15 de febrero de 2009

Miedo

Hay veces que no eres capaz de sentir otra cosa. Miedo. Pánico. Desesperación. Tus sentidos se bloquean. Tu mente no da para más. Llega un punto en el que apenas eres capaz de moverte. ¿Pensar? ¿Qué es eso? Levantas un muro en tu interior para no permitir que el hilo del razonamiento que estabas siguiendo vaya más allá. Stop. Prohibido el paso. Solo personal autorizado. Pero ese personal no existe. Y te pones a intentar encontrar una puerta secreta que te lleve a ese lugar sellado. Quieres y no quieres alcanzarlo. Todo a un tiempo. Suena el teléfono. Tu voz pastosa y la pesadez de tus manos desaparecen al instante. "¿Diga?" preguntas sin dudar. Nadie ha de saber que algo pasa. Ni siquiera ellos deben enterarse. La conversación, vanal y supérflua, termina en pocos minutos. Cuelgas el móvil. Silencio. Y es entonces cuando todo vuelve. Con más fuerza. Con más intensidad. No puedes más. Se lo dices. Sólo a esa persona. El resto no debe enterarse. Ni pensarlo. Y al hablarlo, al ponerle nombre al terror que te atormenta, el muro que había dentro de tí se resquebraja. Poco a poco. Piedrecita a piedrecita. Se deshace completamente. Las lágrimas afloran. Dibujan surcos empapados en tu cara de niña asustada. Ya está. Se ha desatado y te va a costar mucho pararlo. Sólo esperas que no lleguen ellos antes de lograrlo. Con los brazos rodeas tus propios hombros. Aprietas fuerte. Te doblas sobre tí misma. No quieres romper a llorar escandalosamente. Eso sería peor. Las lágrimas siguen saliendo. Imparables. Sollozas de vez en cuando, con la barriga cada vez más apretada. En la pantalla del ordenador no paran de aparecer sus respuestas. Pero no te alivian. No esta vez. Al cabo de un rato tus intentos desesperados surten efecto. El muro es reconstruído rápidamente. Tan solo queda el color de tus ojos y tu abdomen contraído como rastro de tu desesperación. Tratas de respirar regularmente. Todo ha terminado. Al menos todo aquello que alguien podría percibir. Silencio. Ahora toca esperar a que se desate otra vez. Pero ¿cuándo? Ese es otro miedo distinto. Y no tan poderoso. Pero miedo al fin y al cabo.

sábado, 14 de febrero de 2009

Exámenes

Tres. Dos. Uno.

¡¡ YA !!

Período de exámenes.

Agobios. Resúmenes. Explicaciones de última hora. Caras largas. Ojeras. Café. Libros. Apuntes. Internet. Noches en vela. Bolis. Folios. Tipex. Tachones. Estrés. Llamadas inquisidoras. Preguntas. Horas y horas. Materia y materia.

Y es que estamos sometidos a un ritmo bastante insostenible. Diez exámenes en cinco días es una barbaridad. Tenemos siete horas de clase diarias. Mañana y tarde. Más las horas que hay que dedicarle a dormir y a comer, a ir al baño, a labarnos los dientes, a ir hasta el colegio, a asistir a las actividades y/o clases particulares... ¿de donde pretenden que saquemos tiempo para no agobiarnos durante esos cinco insufribles días? El discursito de llevar la materia al día lo hemos escuchado todos, pero ¿quién es capaz de hacerlo? Ya solo con la cantidad de ejercicios y redacciones que nos mandan es dificil que tengamos tiempo para hacer cualquier otra cosa. Y se olvidan de lo más importante: el tiempo de ocio es fundamental para nuestro desarrollo. Lo dicen muchos estudios, sí, pero nadie parece tenerlo en cuenta. La explicación (o excusa) que está en boca de todos es "cuando llegueis a la universidad esto va a pareceros jauja". Perfecto, pero no estamos en la universidad. Todavía estamos en el instituto / colegio. Y eso parece que muchos no lo entienden.

Alguien a quien quiero mucho me dijo una vez que todos deberíamos tener derecho a disfrutar de un "año sabático" durante la "adolescencia". Que entre los años de ESO y Bachillerato deberíamos poder elegir uno de ellos para librarnos de clases y exámenes. De agobios. De todo. Ese año en el que te sientes vacío. En el que solo quieres desaparecer. En el momento no lo entendí. Me pareció bastante absurdo pues, dentro de lo que cabe, yo nunca había tenido problemas de concentración, siempre he sido capaz de sacar buenas notas sin problema y además estudiar conseguía hacerme desconectar del resto de cosas. Pero a veces solo hace falta un poco de tiempo para comprender lo que gente como ella ya entendió hace mucho...

Exámenes, exámenes, exámenes...

¿Cuál era el libro aquel en el que toda la sociedad estaba marcada por los exámenes que hacían y que toda la familia dependía de los resultados de los otros? ¿Aquel en el que hacían exámenes y exámenes durante toda su vida, desde los tres años hasta que morían, y que elaboraban listas de privilegios de acuerdo con las notas? No recuerdo el título, hace demasiado tiempo que lo leí, pero prometo buscarlo en cuanto tenga un ratito (cuando acaben los exámenes) y hacer un comentario más amplio acerca de él.

Ánimo a los que, como yo, están en época de agobios ;D

viernes, 13 de febrero de 2009

Breve introducción

Tras darle muchas vueltas a la idea de empezar a escribir un blog, intentando valorar todo lo que ello conlleva, finalmente he decidido embarcarme en esta "pequeña-gran aventura".

¿Por qué?

No es una pregunta que tenga sencilla respuesta. Supongo que hay muchas y variadas razones, empezando por mi pasión por escribir. Desde cría me ha encantado sentarme delante de un papel en blanco (cuadriculado) y deslizar el boligrafo dibujando historias por medio de la palabra. Puede que eso esté relacionado con mi afición a la lectura o puede que no. Puede que haya recibido una importante influencia por parte paterna y que vivir rodeada de libros y autores de muy diversa clase haya sido un factor determinante. Nunca lo sabré a ciencia cierta, pero me gusta pensar que es así.

Como decía, desde pequeña me he dedicado a llenar folios y cuartillas con cuentos, relatos y poemas de muy diversa índole. Por no mencionar los múltiples escritos "inclasificables" que he redactado (textos más personales que no se corresponden con los géneros literarios convencionales). Sin embargo últimamente mi "producción literaria" (por denominarla de alguna manera) se ha visto reducida a unas escasas entradas de fotolog. ¿El motivo? Otra pregunta dificil, incluso más que la anterior. Diría que se debe a mi extraño estado de ánimo, a mi cada vez más acusante apatía y a otra serie de cosas que ni yo misma logro entender.

Así que supongo que en el fondo esto es una especie de intento desesperado de recuperar mi aficción (y mi sueño) al tiempo que poco a poco voy conociéndome más a mi misma, ordenando mis pensamientos y permitiendo que otros se acerquen a mi y a mi forma de ver el mundo.

¿"Bajo el disfraz"?

En mi opinión, todos, incluso las personas más sinceras del mundo, ocultamos cosas. Intentamos mantenernos a salvo de miradas indiscretas y malos pensamientos, de gente que pueda hacernos daño (físico o moral) y creamos una especie de coraza que utiliza el silencio como mayor arma defensiva. Está muy extendida la idea de que la gente tímida es la que más se encierra en sí misma, la que mantiene al resto del mundo más al margen. Pero en muchos casos esto no es así. Ser extrovertido no implica necesariamente mostrarle al mundo como eres.

Yo no soy una excepción. Pero en cada texto, en cada historia o en cada idea hay una parte de mi. Un trocito que me atrevo a mostrar al mundo, o al menos a poner por escrito. Este blog no pretende ser otra cosa que otro pedacito de mi. De ahí el nombre "Bajo el disfraz". Tras la apariencia que tengo, las impresiones que causo, las ideas que tienen unos y otros de mí e incluso las que yo misma tengo, detrás de todo ese "disfraz" o "máscara" me encuentro yo. Y al escribir no me escondo detrás de todo eso, o al menos lo hago en menor medida.

No se si esto es una buena o una mala introducción "bloggeriana", ni si esto llegará a prosperar, pero al menos tengo que intentarlo.

Gracias a los que hayan llegado al final :)
Hay días que no sabes si te has levantado con el pie izquierdo o con el derecho. No sabes si quiera si has puesto los dos a la vez en el suelo o no.

La apatía se hace cargo de tu vida por momentos. El sol brilla menos hoy, pero la oscuridad no es tampoco completamente negra. No sabes qué quieres. No sabes qué sientes. Y sea lo que sea no te gusta.

Pero callas. Y el que calla otorga. ¿Qué vas a decir? No sabes ni qué decirte a ti misma. No sabes qué responder a las mil preguntas que tú misma te planteas. Y el anhelo de desaparecer crece por momentos.

La soledad toma las riendas y el control. No lo entiendes. No lo entienden. Y una vez más, el silencio.

Notas como todo va degenerando, cambiando a un ritmo acelerado y brutal. No te gusta. Pero no puedes hacer nada, no quieres hacer nada. Y aunque quisieras, te faltan fuerzas.

Cada mínimo detalle, cada pequeña cosa, te afecta sobremanera. Tú ya no eres tú. Y entonces aparece el miedo. Por todo y por nada. Poco a poco toma las riendas. Y sientes que todo está perdido. Que nada vale la pena.




Un día así es solo un día. Pero ¿y cuando se juntan muchos, durante mucho tiempo?