lunes, 7 de enero de 2013

Fragmentos de "Memoria de unos ojos pintados" (Lluís Llach)


"Lo tenía claro, quería marcharse. La derecha en el poder no perdería las elecciones y él ya no soportaba más a aquellos facciosos. ¡Cómo podía perder la derecha en España viendo lo que pasaba en Italia con aquel hombrecillo chaparro y cabezón al que él llamaba chuloputas y que le ponía de los nervios! Para no hablar de aquel loco teutónico de allá arriba de Alemania, que parecía una bombilla fundida pero que conseguía que le votara todo el mundo. Y encima, para más inri, él, que era o se consideraba un hombre de izquierdas tampoco soportaba a los bolcheviques ni los bigotes de su dueño, el amigo Josef.

- Europa ya es un caos, una bomba, y verte tú a saber si nosotros, aquí y sin saberlo, somos la mecha -decía."



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"Estaban tan convencidos de que los fascistas intentarían cortar de cuajo los avances republicanos y tan exaltados en sus convicciones, que si no fuera porque al cabo de unos días la Historia les daría la razón, habrían podido parecer un grupo de psicópatas, neuróticos a fuerza de conspiraciones, intrigas, conjuras, secretismos, revoluciones pendientes, mapas de la ciudad, ubicaciones y planos de cuarteles, espionaje, tácticas de guerrilla y, finalmente, acción armada."


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"Aquellos no eran los primeros muertos que veíamos David y yo. El día del levantamiento de los golpistas ya pudimos ver muchos, pero desde luego había una diferencia: por la postura que conservaban sus cuerpos se sabía que habían muerto luchando por algo que les importaba. Ahora no. De repente estrenaban una nueva forma de matar a personas que no sabían por qué morían, que morían por nada; eso a lo que ahora llaman cínicamente víctimas colaterales y que todo el mundo sabe que es la mercancía más preciada de una guerra moderna: la eliminación masiva de la población civil lejos del frente de combate. me parece que todo eso se inventó en la guerra del 36. Guernica fue el símbolo y la Barcelona que yo viví un magnífico campo de experimentación para aquellos asesinos."

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"A veces nos sentábamos y David iniciaba alguna conversación inesperada.

-¿Tú crees en dios?

Me hice el sorprendido.

-"¡Hosta, no!"

Continúa mirándome serio.

-¿No tienes dudas?

Levanto el puño.

-Ninguna.

Me mira sonriente.

-¿Ni cuando ves todo lo que ahora vemos? Las estrellas, el infinito, la armonía...

Le salté encima y lo inmovilicé subiéndome a su vientre.

- No me vengas con estupideces. Si en lugar de mirar al cielo miras a la tierra, viendo lo que vemos, si dios existiera lo tendríamos que ajusticiar ahora mismo. Yo sólo creo en la humanidad, y viendo lo que veo tampoco creo que esta fe me dure mucho.

(...)

-(...) Tengo un pequeño secreto, una pequeña religión. Creo profundamente en mi ignoracia.

Esto se complica(...).

-¿Y qué quieres decir?

Una pausa. Me pone la mano en el hombro que queda a su lado:

-Que cuanto más trato de aprender más cuenta me doy de todo lo que ignoramos. Es como si la persona tuviera un espacio inmenso que no habita en su conocimiento, que lo sabe lleno pero lo siente vacío porque no lo puede explicar. Qué somos, de dónde venimos, qué nos espera... o de donde vienen nuestros sentimientos, nuestras angustias, las locuras, las...

- ¿Las majaderías de siempre? - le corto, pero mirándolo para que continúe hablando.

-Puede que sí. Pero mira, el miedo que provoca en el ser humano esta ignorancia sobre sí mismo y las cosas que le rodean hace que se refugie en la creencia de un dios y acaba haciendo del analfabetismo una religión. es por eso por lo que a la iglesia le dan tanto miedo los descubrimientos científicos o el conocimiento y no tan sólo por lo que dicen. A la iglesia le da igual que la tienda sea redonda o plana, lo que le jode es que este espacio de ignorancia se reduzca, porque cada vez que lo hace su dios o su poder, que más o menos es lo mismo, también queda reducido."

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Na GALIZA, en GALEGO


Porque durante moitos séculos a nosa lingua xa estivo prohibida na nosa Terra, porque a nosa identidade xa foi menosprezada dabondo, porque non queremos que ningúen nos impoña unha cultura allea, unha cultura espanhola que non existe, que n
on nos pertence, que non queremos.

Porque os nosos pais tiveron que loitar moito para que nós puideramos estudar en GALEGO, na nosa lingua, porque os nosos avós non sabían escribila e inda así souberon coidala como merece. Porque non quero ter que explicarlles ós meus fillos que o galego é unha lingua tan ou máis digna có castelán, tan ou máis válida, tan ou máis culta, e moito, moito, moito máis bonita. Porque non quero que na escola lle falen castelán e deixen de lado ó galego. Porque os problemas de diglosia non se curan sós e coñecer dúas linguas, tres linguas, catro, non é un lastre pra ós nosos nenos, senón un privilexio.

NA GALIZA EN GALEGO!

jueves, 6 de septiembre de 2012

"El Juego del Ángel" Carlos Ruiz Zafón


- (...) Me gustaría empezar preguntándole qué es para usted la fe.

Cavilé unos instantes.

- Nunca he sido una persona religiosa. Más que creer o descreer, dudo. La duda es mi fe.

- Muy prudente y muy burgués. Pero echando balones fuera no se gana el partido. ¿Por qué diría usted que creencias de todo tipo aparecen y desaparecen a lo largo de la historia?

- No lo sé. Supongo que por factores sociales, económicos o políticos. Habla usted con alguien que dejó de ir a la escuela a los diez años. La historia no es mi fuerte.

- La historia es el vertedero de la biología, Martín.

- Me parece que el día que daban esa lección no fui a clase.

- Esa lección no la dan en las aulas, Martín. Esa lección nos la dan la razón y la observación de la realidad. Esa lección es la que nadie quiere aprender y, por tanto, la que mejor debemos analizar para poder hacer bien nuestro trabajo. Toda oportunidad de negocio parte de una incapacidad ajena de resolver un problema simple e inevitable.

- ¿Hablamos de religión o de economía?

- Elija usted la nomenclatura.

- Si le estoy entendiendo bien, usted sugiere que la fe, el acto de creer en mitos o ideologías o leyendas sobrenaturales, es consecuencia de la biología.

- Ni más ni menos.

- Una visión un tanto cínica para provenir de un editor de textos religiosos – apunté.

- Una visión profesional y desapasionada – matizó Corelli -. El ser humano cree como respira, para sobrevivir.

- ¿Esa teoría es suya?

- No es una teoría, es una estadística.

- Se me ocurre que tres cuartas partes del mundo, por lo menos, estarían en desacuerdo con esa afirmación – apunté.

- Por supuesto. Si estuviesen de acuerdo, no serían creyentes potenciales. A nadie se le puede convencer de verdad de lo que no necesita creer por imperativo biológico.

- ¿Sugiere usted entonces que está en nuestra naturaleza vivir engañados?

- Está en nuestra naturaleza sobrevivir. La fe es una respuesta instintiva a aspectos de la existencia que no podemos explicar de otro modo, bien sea el vacío moral que percibimos en el universo, la certeza de la muerte, el misterio del origen de las cosas o el sentido de nuestra propia vida, o la ausencia de él. Son aspectos elementales y de extraordinaria sencillez, pero nuestras propias limitaciones nos impiden responder de un modo inequívoco a esas preguntas y por ese motivo generamos, como defensa, una respuesta emocional. Es simple y pura biología.

- Según usted, entonces, todas las creencias o ideales no serían más que una ficción.

- Toda interpretación u observación de la realidad lo es por necesidad. En este caso, el problema radica en que el hombre es un animal moral abandonado en un universo amoral y condenado a una existencia finita y sin otro significado que perpetuar el ciclo natural de la especie. Es imposible sobrevivir en un estado prolongado de realidad, al menos para un ser humano. Pasamos buena parte de nuestras vidas soñando, sobre todo cuando estamos despiertos. Como digo, simple biología.
Suspiré.

- Y después de todo esto, quiere usted que me invente una fábula que haga caer de rodillas a los incautos y los persuada de que han visto la luz, de que hay algo en lo que creer, por lo que vivir y por lo que morir e incluso matar.

- Exactamente. No le pido que invente nada que no esté inventado ya, de una u otra forma. Le pido simplemente que me ayude a dar de beber al sediento.

- Un propósito loable y piadoso – ironicé.

- No, una simple propuesta comercial. La naturaleza es un gran mercado libre. La ley de la oferta y la demanda es un hecho molecular.

- Tal vez debería usted buscar a un intelectual para esta labor. Hablando de hechos moleculares y mercantiles, le aseguro que la mayoría no han visto cien mil francos juntos en toda su vida y apuesto a que estarán dispuestos a venderse el alma, o a inventársela, por una fracción de esa cantidad.

"El Juego del Ángel" Carlos Ruiz Zafón

domingo, 26 de agosto de 2012

La paz de tus ojos

No he podido esta vez, 
vuelvo a no ser, 
vuelvo a caer. 
Qué importa nada si yo, 
no sé reír, 
no sé sentir... 
Quiero oírte llorar y que me parta el corazón, 
quiero darte un beso sin pensar, 
quiero sentir miedo cuando me digas adiós, 
quiero que me enseñes a jugar. 

Sé que me he vuelto a perder, 
que he vuelto a desenterrar 
todo aquello que pasé. 
No sé ni cómo explicar que sólo puedo llorar, 
que necesito la paz que se esconde en tus ojos, 
que se anuncia en tu boca, que te da la razón. 
Ven cuéntame aquella historia de princesas y amores 
que un día te conté yo. 

Hoy he dejado de hablar, 
quiero callar, 
disimular. 
Sólo me queda esperar, 
verte pasar, 
reinventar. 
Quiero sentir algo y no sé por donde empezar, 
quiero que mi mundo deje de girar, 
quiero que mis manos tengan fuerza para dar, 
quiero asustarme si no estás. 

Sé que me he vuelto a perder, 
que he vuelto a desenterrar 
todo aquello que pasé. 
No sé ni cómo explicar que sólo puedo llorar, 
que necesito la paz que se esconde en tus ojos, 
que se anuncia en tu boca, que te da la razón. 
Ven cuéntame aquella historia de princesas y amores 
que un día te conté yo.

http://www.youtube.com/watch?v=e7LWWKiMj9c

viernes, 24 de agosto de 2012

Creo que no podría haber deseado una despedida mejor. Te echaré de menos. Siempre. En cada cosa que haga y diga, como hasta ahora. Tal vez cada día un poquito menos. Ojalá. Sin olvidar, eso sí, que fuiste el único durante mucho tiempo. Y que te quiero. Y te querré. Siempre.

De alguna forma has dejado un vacío alegre. No sé explicarlo. Supongo que ya no tengo miedo. Ya no tengo nada que perder. O de nuevo, vuelvo a tenerlo todo al alcance de la mano.

Sigo sin entenderlo. Y no creo que llegue a hacerlo nunca. Lo siento. Lo siento porque fue una idea que yo defendí ardientemente cuando realmente pensaba que era cierta. Hasta que me di cuenta de mi error. Amar y querer son dos cosas distintas. El único, te llamé entonces, y lloramos los dos. Supongo que algún día eso podrás decírselo a ella, y yo pasaré a ser el recuerdo de algo muy bonito, y nada más. Ya verás como esta vez sí tengo razón.

Hoy no te guardo rencor. Ya no tengo rabia ni ácido en el estómago. Tal vez todo vuelva mañana, no puedo prometerte que no sea así. Pero hoy, ha desaparecido. Y me ha dejado en su lugar una sensación rara, nueva. Un nerviosismo que no conozco. Tal vez mi cuerpo confunda sensaciones. No temas, sé que es un adiós de los de verdad. Pero el vértigo que siento es dulce, como tus besos.

Creo que caeré al vacío sin red, sin alternativa. Y sé que el golpe será tan fuerte que tardaré en levantarme y caminar derecha, con las ideas claras. Pero es un golpe inevitable, que vendrá esta noche, cuando me acueste después de tantísimas horas sin dormir ni dejar de caminar por las calles de Santiago, nuestra ciudad, que ahora es más mía que tuya (aunque poco). O tal vez mañana, al despertar, cuando entienda que los sueños son estúpidos y nos engañan. No lo sé. Pero llegará. Y espero que sea pronto, para poder levantarme de nuevo lo antes posible.

Gracias por todo, ojalá las cosas hubiesen sido de otra forma y no hubiese que hablar de un final. Porque es algo que me aterra. Y en el fondo, como dijo Rachel a Ross, "Entre nosotros, nunca queda descartado".

Nagiglivaget, mi príncipe. Recuerda tu promesa.

domingo, 12 de agosto de 2012

De vez en cuando,
aunque tú no lo sepas,
discuto contigo.