lunes, 2 de marzo de 2009

Despertar

Creía saber quien era.
Creía tener todo controlado.
Creía saber lo que hacía.
Creía que era ella quien decidía.
Creía haber liberado los prejuicios.
Creía poder saltarse el vicio.
Creía ser sólo una niña de ojos soñadores.
Creía... creía lo que quería.

Pero aquella nube no era de algodón.
El viento soplaba arrastrando toda ilusión.
Viejos platos rotos, añicos en el sillón.
Paraguas mojados con lluvias de desolación.

Soñaba con hadas y duendes.
Soñaba que era una princesa encantada.
Soñaba con principes que sin dudar la besaban.
Soñaba que el mundo era suyo.
Soñaba que la respetaban.
Soñaba con un pueblo enano de saltarines gusanos.
Soñaba un sinfín de historias impredecibles.
Soñaba... con sueños imposibles.

Pero aquel paraíso de atractiva diverisón
no era sino quimera de un mundo de corrupción.
Las brujas aquellas eran gente del montón.
Tira que tira y la cuerda rompió de un tirón.

Decidió que era momento de actuar.
Decidió que el sol no podía dejar de brillar.
Decidió que los sueños se pueden hacer realidad.
Decidió que solo hay que saber hacia dónde mirar.
Decidió que la vida era un cuento sin igual.
Decidió que era un juego que vale la pena jugar.
Decidió que el mundo no la iba a esperar.
Decidió... que era mejor dejarse llevar.

2 comentarios: