martes, 15 de noviembre de 2011

El resto es ruido

No sé qué es, no sé que tienes, no sé porqué, pero te quiero. Te quiero desde hace tanto que se me hace imposible recordar un día en que no te quisiese. Desde que el mundo es mundo, desde que te conozco, desde siempre. Te quiero.

Y el resto es gente, el resto es ruido. Cuando se trata de ti sólo importas tú, tú y yo. Y nuestra pequeña burbuja, nuestra pequeña realidad, nuestro espacio inscrito en el medio de ninguna parte, en ningún momento, y en todos.

Con el tiempo hemos aprendido a querernos sin palabras, a querernos más allá de la distancia, a través del tiempo. Hemos luchado contra todo y contra todos, y lo más importante, contra nosotros mismos. No hay vuelta atrás. Jamás veré a nadie con los ojos que te miran a ti. Jamás amaré a nadie de la forma en que te quiero, porque sólo tú eres capaz de sacar lo mejor de mi en todo momento, la sonrisa definitiva, profunda y verdadera en el día más gris del invierno.

Te quiero, y este amor es lo mejor que tengo en la vida. Lo más puro. No es un sentimiento que se mezcle con otros, no hay celos, no hay traición, no hay envidia. Me basta con que seas feliz, me llega con formar parte de tu sonrisa, con ser testigo de ella. No sabes la de veces que he llorado al ser consciente de tu sufrimiento. No hay forma de explicarlo con palabras. Nos une algo más fuerte que la amistad, algo más profundo que todo aquello que conozco. Algo más puro y al mismo tiempo arrollador como un vendaval.

Sin ti no soy nada. Te necesito, Christian. Aunque sea lejos. No importa, pero te necesito conmigo. Ahora y siempre. TE QUIERO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario