viernes, 24 de abril de 2009

Any way I can


Trying hard to speak and
Fighting with my weak hand
Driven to distraction
So part of the plan
When something is broken
And you try to fix it
Trying to repair it
Any way you can
I'm diving off the deep end
You become my best friend
I wanna love you
But I don't know if I can
I know something is broken
And I'm trying to fix it
Trying to repair it
Any way I can


miércoles, 15 de abril de 2009

El corazón sigue latiendo, bajito...


La impotencia es uno de los peores sentimientos. Saber que algo va mal y no puedes hacer nada para solucionarlo. Te quedas quieta cuando lo que necesitas es moverte. Callas cuando quieres gritar. Lloras, pero sin molestar la tranquilidad ajena.
 
¿Qué hacer cuando sientes que ya todo está perdido? Cuando quieres a alguien hasta el punto de dolerte, cuando sabes que lo has perdido, ¿qué puedes hacer entonces? Quien bien te quiere te hará llorar, pero ¿y cuando echas en falta que lo haga? ¿Cuando todo lo que tienes es un rastro bastante indiferente del cariño que antes había?
 
Duele. Demasiado. Más que el rechazo directo duele el saber que por tu culpa una de las cosas más bonitas que tenías ha ido muriendo, y lo seguirá haciendo, inexorablemente, porque ya no hay vuelta atrás.
 
Los "para siempre" se convierten de la noche a la mañana en "hasta luego" y el teléfono deja de sonar en la mesilla. Suena en otro lado, lo sabes, y sentirte desplazada y reemplazada duele también. No son celos, es envidia. No son celos, es rabia. Te han robado una de las cosas que más querías. Lo extrañas. Lo añoras. Lo sueñas. Pero se ha ido. La magia se ha apagado.
¿Y ahora qué?
 
Solo el silencio responde. El silencio y la indiferencia. La impotencia. La angustia. La pena y el llanto. Y esta vez nadie estará ahí para ayudarte a solucionarlo. Has perdido, acéptalo, no sigas jugando, el daño puede ser infinitamente mayor. Pero sigues pensando que vale la pena. Todo el dolor que te cause es merecido así que calla, resígnate y sigue luchando en silencio por aquello que amas, aunque lo único que recibas a cambio sean golpes y más golpes. Aunque lejos de respuestas encuentres muros que te impidan el paso. Si te paras te marchitarás. Si te detienes caerá sobre ti una verdad que todavía no estás dispuesta a aceptar, así que sigue, corre, lucha.
 
Y si por el camino tropiezas y al levantar la mirada todo ha terminado de verdad, si estás sola y el silencio más absoluto, el del alma, te rodea, entonces puedes empezar a chillar. Porque cuando empezó a desaparecer, una parte demasiado importante de ti fue muriendo con ello. Una parte que difícilmente se recuperará sin la ayuda de alguien que parece haber olvidado que un día algo os unía de manera tan fuerte, tan clara, tan firme, que nada ni nadie podría separaros jamás. Alguien que se ha olvidado del significado de muchas palabras y de muchos de silencios. De muchas miradas. De muchos sentimientos. Y por eso sabes, sin duda alguna, que poco a poco esa parte de ti seguirá muriendo y llegará un día en que seas un poco menos tú, porque sin eso te falta algo, algo demasiado importante.
 
Pero ¿a quien le importa? Total... el teléfono sigue sonando, en otra mesilla, en otra habitación, en otra casa, en otro mundo, pero sigue sonando...